miércoles, 4 de abril de 2012

Consciente de mi inconsciencia.



Me gusta ver llover. Me gustaba pasearte  mientras nos llovía por encima, si era posible correr, y calarnos, hundir las botas en el barro, empaparnos, sacudirnos, sonrojarme y notar el agua fría caer por mis mejillas. Hoy ha llovido, hoy he paseado, me he calado. Pero no he disfrutado. Ya no me gustan los días de lluvia. 

Hoy....tenía planes, pero tu recuerdo me impidió avanzar. Hoy... hoy te hubiera cogido de las orejas y te hubiera contado que soy más tonta que nunca. Y me hubieras puesto la pata en la rodilla, pegado un ladrido y girado la cabeza a la derecha. Yo hubiera interpretado que podía seguir contándote mi vida y que seguro que me dabas la razón. Aunque seguro que estarías pensando que sí, que no aprendo y que cada vez tropiezo antes. 


Desde que no estás conmigo, lloro sin avisar, ya no tengo a quien abrazar cuando lo hago. Aunque no lo haga a menudo, tú estabas ahí, a veces puede que por obligación, otras sé que notabas que te necesitaba. 

He intentado escribirte muchas cosas, desde que te fuiste. Pero todas terminaban emborronándose con mis lágrimas. Soy una llorica, lo sabes. Aunque vaya de valiente por la vida, tú  me has visto llorar demasiado, a ti no te puedo mentir. 

En realidad soy una egoísta. Estoy cabreada conmigo misma,y sí, hoy necesitaba abrazarte, pasearte, y desahogarme. Y aquí estoy, aguantando mis ganas de mandarlo todo a la mierda, otra vez. De borrarlo todo y empezar de nuevo, otra vez, y en vez de pasearte, simulo que te tengo delante, y que te cuento que es un gilipollas más. Como si nada más importase tú menearías tu cola y asentarías con la cabeza hacia un lado. Me harías sonreír y yo dormiría feliz. 





Siempre, aunque siempre sea demasiado tiempo. Para mi estarás siempre.